Éstas son las rosquillas que me tienen enamorada, son tiernas, esponjosas y si las pruebas repetirás seguro. Con todo lo fáciles que parecen, las rosquillas son un mundo lleno de variaciones donde prácticamente cada casa tiene su receta personal.
Lo que diferencia a esta receta de otras es la untuosidad y suavidad de la nata. Como contrapartida, tendremos que añadir un poco más de harina, pero eso no las hará más pesadas. Ya verás qué merienda más rica, mojadas en un cafecito.
Ingredientes
- 400 gramos de harina común
- 200 mililitros de crema de leche (nata para postres)
- 2 huevos
- 100 gramos de azúcar (½ taza)
- 1 limón (ralladura)
- 15 gramos de levadura química (polvos de hornear)
- 6 cucharadas soperas de azúcar
- 4 cucharadas soperas de canela
- 1 vaso de aceite de girasol para freír
Preparación
1. Bate los huevos con el azúcar en un bol lo suficientemente grande. Una vez que estén bien batidos estos ingredientes, añade la nata y la ralladura de limón y mezcla.
2. Tamiza la harina y mézclala con la levadura química (polvos de hornear). Ve añadiendo la harina a la mezcla poco a poco hasta conseguir que que quede una masa manejable, pero un poco pegajosa. Aunque hagas varias veces la receta de rosquillas de nata, notarás que no siempre se necesita la misma cantidad de harina, ya que esta depende de lo que la masa pida. Por ello, es importante agregar este ingrediente poco a poco.
3. Cuando veas que la masa está lista, déjala en el bol, tápala con un trapo de cocina y deja que repose unos 30 minutos.
4. Pasado el tiempo de reposo, coge la masa, forma bolas del tamaño de una nuez y haz los agujeros con los dedos. Si prefieres unas rosquillas de nata más gruesas, puedes hacer las bolas más grandes, pero ten en cuenta que así ya crecerán bastante.Para poder manejar la masa sin que se pegue en las manos, en un bol pon un chorro de aceite de girasol e introduce las manos para tenerlas siempre engrasadas.
5. Calienta una sartén amplia con el aceite de girasol y añade unas tiras de piel de limón para aromatizarlo. Cuando esté caliente el aceite, fríe las rosquillas de nata por ambos lados hasta que estén cocinadas. No deben quemarse, pero tampoco quedar crudas por dentro.
6. Saca las rosquillas de la sartén y resérvalas en un plato con papel de cocina para que suelten el exceso de aceite.
7. En otro plato mezcla azúcar y canela para rebozar las rosquillas estando aun calientes, así se pegará la mezcla.
8. Con esta cantidad de masa salen unas 30-35 rosquillas de nata, las cuales puedes acompañar con un buen café o jugo.