Las gambas al ajillo en tapas son un clásico de la cocina española que conquista los paladares de quienes las prueban. Estas deliciosas gambas se caracterizan por su sabor intenso y su salsa aromática de ajos y aceite de oliva, que las convierte en un verdadero manjar.
Las gambas al ajillo son un plato tradicional de la cocina española que se ha convertido en un ícono de la gastronomía de tapas. Su origen se remonta a la región de Andalucía, donde los sabores mediterráneos se combinan con maestría para crear una explosión de sabores en cada bocado.
La preparación de las gambas al ajillo es sencilla pero requiere de buenos ingredientes y un manejo adecuado del ajo y el aceite de oliva. Las gambas se saltean en una sartén con aceite de oliva caliente y se agregan ajos picados finamente para infundir su sabor característico. La clave está en cocinar las gambas solo el tiempo suficiente para que estén tiernas y jugosas, evitando que se vuelvan gomosas.
Ingredientes
- 500 g de gambas frescas
- 4 dientes de ajo
- Aceite de oliva virgen extra
- Guindilla (opcional)
- Sal al gusto
- Perejil fresco picado
- Pan para acompañar
Preparación
1 . Pelar las gambas, dejando la cola intacta. Retirar la vena negra si es necesario y reservar.
2. Picar finamente los ajos y cortar la guindilla en rodajas (si se desea un toque picante).
3. Calentar un poco de aceite de oliva en una sartén a fuego medio-alto. Agregar los ajos y la guindilla y saltear durante unos segundos hasta que comiencen a dorarse y desprendan su aroma.
4. Añadir las gambas a la sartén y cocinar durante aproximadamente 2-3 minutos, volteándolas para que se cocinen de manera uniforme. Las gambas estarán listas cuando estén rosadas y opacas.
5. Retirar la sartén del fuego y espolvorear con sal al gusto. Agregar perejil fresco picado y mezclar bien.
6. Servir las gambas al ajillo en cazuelitas individuales o sobre rebanadas de pan tostado. Acompañar con más pan para mojar en la deliciosa salsa de ajos y aceite de oliva.
Notas y Consejos
Asegúrate de no cocinar las gambas en exceso, ya que podrían volverse duras y perder su textura jugosa. Si prefieres una versión más suave de las gambas al ajillo, puedes omitir la guindilla. Acompaña las gambas al ajillo con una copa de vino blanco seco o una cerveza bien fría para realzar los sabores.